A lo lejos vi un puesto de jugo de naranja.
-¿Cuánto vale el litro?- le pregunté a dos niñas de once o doce años que atendian el puesto
Se miraron una a la otra a los ojos, se rieron bajiro y me dice una de ellas
-¡No sabemos! - nos reimos en conjunto
-¿Y entonces?- pregunté
-Es que mi mamá no dejo los precios y fue por una coladera
-Ah, entonces me espero
-¿Usted no lleva prisa?
-No
-Todos preguntan y se van
-No llevo prisa, de todas formas me he de morir
Después de unos pocos segundos una de ellas dice:
-Y de eso no se puede huir
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