domingo, 27 de abril de 2014

El árbol y yo

Esta vez me gustaría contarles algo sobre la vida mágica del México actual.
No vayas a creer que eso solo pasaba antes o que solo europa tenía brujas voladoras, aquí también
los hubo y aún los hay.

Un día quise acercarme al mundo de los brujos y bueno, sucedió. Así que sin querer llegué al
mundo de la brujería. Me invitaron a conocer a unos brujos y acepté.
Así que el primer paso fue comer plantas sagradas. Me dieron de comer un par de hikuris.
Lo que vino a continuación fue increible.

Todas los árboles se movían, caminaban, se formaban en grupos y me volteaban a ver como dandome la bienvenida. En las piedras había seres camuflajeados, parecían soldados, inmóviles.
Las piedras se transformaban y aparecian imagenes en ellas.
Había desde calendarios aztecas, solares, hasta imagenes hindues de personajes que no conozco.
Era todo muy extraño

En mi piel pude ver simbolos antiguos, lineas que formaban figuras, eran algún tipo de grecas que me eran desconocidad totalmente.

Días después estaba con mi novia, decidimos fumar un poco de ganya, estabamos de paseo y fumamos en total libertad en el campo.

De pronto ella me dice de la nada:

-Tienes unas grecas muy raras en el cuerpo, tienes tres puntos raros, uno es tu tercer ojo, el otro es el chakra gemelo y el otro el siames.
-¿Qué?
-Entonces me dió con su chancla en la espalda- me salieron grecas

Días después me aseguró que vió las grecas en mi cuerpo pero que bromeo por que ese es su caracter juguetón y que también pudo ver mi tercer ojo y me lo describió a detalle.

Estaba impactado por todo lo que estaba entendiendo. Estaba meditando y viaje al inicio del tiempo. No había nada, era todo oscuridad, todo silencio y era infinito.
Entonces supe que la mente humana es un modelo en diminuto de la mente creadora.
¿Cómo podría decirte y convencerte de que eres Dios?
Ni para mi es fácil entenderlo con tantas coas que he visto.

Sali a caminar y llegue a un árbol, puedo ponerte la foto, puedes verlo aquí. Pero no puedes entender lo que sentí al estar ahí parado. No puedes escuchar lo que yo escuche ese día.
El árbol me hablo y yo estaba en mis cinco sentidos, no había fumado, ni comido nada.

-Confia en lo que eres
-Es que no puede ser
-Eres lo que has visto
-No, ¿yo por qué?
-Sabes que no hay yo
-Es que no puede ser que te escuche
-Pero lo haces, ven a sentarte junto a mi
-No es verdad
-Solo sientate

Me senté, sentí algo raro que recorría mi cuerpo, cerré los ojos y lloré, quiza solo tenga
que aceptar lo que en todos lados escucho. Cuando tuve ese pensamiento mi cuerpo se
retorció en un espasmo y vomité.

Oh, ¿cómo podría decir todo lo que siento?
No hay palabras. No hay forma de explicar nada.
Es la forma en que hablo, en que camino, la forma en la que rio, la manera en que te escucho,
soy el vacío, el silencio, la nada.


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