domingo, 2 de junio de 2013

Gracias Osho

Gracias Osho, por escuchar y sentir al Tao.
Gracias por dejar que el Todo hablara a través de ti.

Te lei un poco, te escuche un poco en la voz de otros, y mire al Tao.
Deje de pelear, deje de luchar, me rendi.

Por que hicieron de mi naturaleza un pecado, lo hicieron inmoral.
Hicieron de mi existencia podredumbre, me mataron, me aniquilaron.
Construyeron un objeto, como materia, como robot.
Hicieron de lo divino un monstruo, y le temimos, le temia.
Así construyeron lo inmoral, matandonos, mintiendo formamos el mundo de lo inmoral y lo moral. Mintiendonos a nosotros mismos.

Ya no luches, vencete, no pelees mas, no puedes ganar, no xq no tengas el potencial, no porque no tengas la fuerza, es que la lucha ya es ilusion, la lucha no esta ahi, no existe lucha, tu la haces, la alimentas.
Dejate caer, dejate vencer, muerete, muere... y entonces suelta, entregate a tu naturaleza, atravieza tus miedos, atravieza el dolor, atravieza la muerte, atravieza el nacimiento... llega, llega completo... llega con amor, amor a lo que eres, amor a tu naturaleza, amor a tu existencia total, a la integración con el universo entero, entregate al Tao, a la energia creadora, Ipolnemohuani, al tloque nahuaque, Hunab Ku, no importa el nombre, solo es una referencia, solo es un modo de llamarle...

Habiendo perdido el miedo a tu naturaleza se revela la magia, ahora estas vivo, ahora sabes que la muerte esta ahí, siempre ha estado, pero la escondias con tonterias, preocupaciones falsas, ahora sabes que solo su toque importa, el momento de tu partida, no tienes tiempo, esta ahí, pacientemente sentada, esperando a que llegue el momento. Tu haz, tu haz... o no hagas, que yo haré lo que me toca cuando sea propicio...

Solo el recuerdo de la muerte te levanta de tu asiento, solo eso te recuerda que estas por corto tiempo...

Bendito sea aquel que escucha al Tao, porque através de él lo escucho.
Bendito sea quién en silencio refleja la eternidad del todo
porque en su silencio su canto retumba en mi ser.
Bendito sea quién amó tanto, que entregó su vida para otros
para hacer que hoy uno más se diera cuenta...
Bendito todo aquel que lleva en su corazón la llama de fuego ardiente
que con calma nos alumbra el sendero.
Bendito aquel que se sabe hijo de la luz y bendito aquel que no lo sabe
porque en su naturaleza está el darse cuenta.
Bendito el amor, porque ama, se deja amar y te ama.

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